septiembre 20, 2006

Constantes universales


Me sigue gustando Tool, canto en el coche con todo y mis camisitas. Mis hijos siguen ahí, en el futuro, aunque haya perdido ya a los mejor delineados. Todavía desaparezco cuando no tengo mucho que contar, o cuando mis historias están en los extremos. Me gusta llorar de noche aunque me prevengan las voces amadas y los ecos punzantes. Y, mis ojos, esos de las historias que no son mías, miran igual. Pero dicen otra cosa entre estos vuelcos. Sigo queriendo y amando, con todo y los silencios. Mis ganas en pie, el horizonte acercándose en un juego sin sentido, sintiendo. Extraño el juego de "te extraño, extraño", pero necesito otras cosas también.

¿Alguien quiere jugar a la vida? ¿Alguien sabe jugar?

¡Hagan sus apuestas!

Y ya.

Veracruz, la comunidad López Mateos. En la "Selva del Marinero", con una mujer querida, cosa para probar y revivir.

septiembre 03, 2006

Los sueños. Sus caminos

Hay muchas maneras. Algunos tienen un objetivo claro, con detalles infinitos: la tela de las cortinas de la casa, el olor de la manzanilla para el té de las mañanas, la cantidad de almohadas y las coordenadas de la felicidad del futuro. Se puede pasar por cualquier calamidad, se aguanta todo. El camino está delineado con espinas y castiga al que se desvía. El perdido sufre o medio vive hasta que recuerda el plan inicial y endereza los pies. Son sueños tan duros que a penas parecen sueños, que sólo se recuerdan porque con un movimiento equivocado una espada rígida lastima por dentro. Sueños tan perfectos que ahuyentan el amor que se les atraviesa para no distraerse, y si llega y lo aceptan siempre hay algo que lo repele. Son sueños blindados, brillantes, que valen todo porque pueden perder todo lo demás.

Supongo que son buenos sueños. Envidio al que tenga uno así, que justifique cualquier salto, cualquier "lack of love", cualquier abismo. Sueños magnéticos, deseos que, con el mundo en contra, logran encontrar el rumbo y caminarse aún sin pies.

¿Qué voluntad puede interponerse? Ninguna.
¿Qué motivo es suficiente? Ninguno.
¿Cuánto amor es necesario? Ni todo el del mundo alcanza. No es posible ni acompañar al que sueña, porque su deseo es de nadie más. Es necesario querer desde el otro lado del abismo, enviar cartas, mandar besos. Es imposible darlos.

Nada que se le ofrezca al soñador en cuestión va a disuadirlo de buscar aquello. Aunque no esté en ningún lugar. Cuando se logran son los mejores, aunque haya visto pocos hasta ahora. Perfectos con cara de cirugía, pero logrados, con soñadores sin sed. Cuando no se terminan dejan una estela de esfuerzo y tristeza. Y lo que corta la espada va cayendo, y se pierde, y no hay nada que hacer ¿Qué pensarán de lo perdido? Lo valen, cuando se logran.

Soy una soñadora modesta. Del ala oeste, con blasón para el camino, no para la torre. Supongo que soñando construyo lo otro y, aunque suene mal, para mí la felicidad está en donde cabe la posibilidad del deseo. Desde que deseo estoy viva. Nunca he tenido un final como el del guión, pero he sido muy feliz soñando lo que viene, estructurando, construyendo pequeños castillos de arena. Se caen, pero siempre puedes hacer uno mejor. Es la misma progresión pero por turnos. Sueño duro junto a otro, reemplazables, disfrutables pero nunca imprescindibles. Podemos ser más que una cosa. Podemos llegar a más de un lugar. Los ruegos no caben porque, aunque variables, los deseos son enteros. Inmutables mientras viven. Y mientras vives.

Siempre quiero más, pero quiero lo que puedo ver, sentir o imaginar. No tengo un sueño específico que rellene el horizonte. Alguna vez leí algo que puede resumirlo: "El amor es el trayecto"

Y, por cierto. Tú que estás aquí. Que me lees ¿quién eres? ¿cómo llegaste aquí?