julio 28, 2006

It is a numeric life: We all lie, all the time

It is a numeric life: We all lie, all the time

Nunca voy a ir a los toros

Tampoco avisaré las ediciones (llegaste muy temprano), ni me haré ciega cuando revisas mis letras en busca de un misterio, sin sílabas de por medio. Hoy no tengo palabras para nadie, ni cuentos ni sinceridades. Me canso. Y callo. Y no me gusta la sangre, ni los ojos, ni el frío.

Y los kilómetros importan poco cuando escupen las mismas verdades en versión 3.0. Tampoco los cables ni las ausencias. Hoy no voy a ir a los toros. Tampoco juego a la princesa. Me quedo en casa, quietita, haciéndole preguntas al pulso que en morse me da los adjetivos que he de ponerme. Sin tantas letras, sin tanto frío. Hay murmullos que no caben bajo las pestañas mas espesas.


julio 27, 2006

¿Es malo hacer promesas?

¿De amor, de secrecía?



Creo que es mejor hacer preguntas. Responderlas o taparse los oídos.
Estar atento a los oleajes del destino que bien pueden sortearse cuando los vientos permiten, cuando los capitanes escuchan, miran y pulen por ratitos su embarcación. Siempre mas fácil lanzar estrellas (ninjas o de mar, el objetivo es el mismo), quejarse del clima y de los huracanes que nos alejan: no tomar el timón. A dar la vuelta si es necesario reubicarse, a pararse y sentir los cuentos que nos escupe la brisa según los nudos. A desnudarse y hablar, dejando las espadas. Compartir muslos, ojos, a masticar besos en la defensa (ya lo había dicho) de lo inexistente. El amor está en quien lo navega, en quien lo dibuja y en quien lo cuenta.

Si, frágil la mente, los ojos que no quieren dejar de mirar, el silencio que se enoja con su aburrimiento. El pulso contrarresta; las palabras válvulas, historias sencillas, hermosas y ya de la princesa. No van a salir. No van a entenderse aún después de cien relatos. No van a dañar a nadie, no pueden. Aquí no hay alfileres, no guerra, no paz, tampoco. Aquí hay distintos mares y veinte puntos cardinales, noventa amantes y un corazón.


Revisiones sobran, el público es cualquiera con el deseo de mirar, sesear por las palabras como si la verdad necesitara un pergamino, buscando la constitución de las inconsistencias. Natas, algas y piedras se adhieren al casco de la fragata, con tormentas detrás, peseguidoras de la muerte, del ronroneo de la tierra que reclama. Sangre mía no caerá. Mi quilla es fuerte, mi columna. Pueden romperse olas de cada mar en mi espalda sin doblarme si de comer mares se trata, mis manos rodas, mis dedos proas cuando estiro lo que puedo.


No tengo miedo de comer arena.

¿y la tripulación?

(Hace daño ver películas de piratas)


julio 24, 2006

Domando ovejas pachonas

Diana sueña que calmo ovejas con una canción. Los demás tienen miedo. La cargo, y después de un abrazo baja tranquila de mis manos; ellos, los indeterminados de cualquier sueño están en paz. Ella se sorprende. Eso en tiempo de desiertos, de canciones para mí.


Días de abrazos vacíos, días de un amor enrarecido, opaco, notorio. Dedos tensos alcanzando secretitos, acariciando historias, tapando los ojos, sacando la lengua. Más puntos que comas a la hora de contar, en el cobro de las cuentas. Fácil, raro, puntual, con lo incierto y definitivo de las lluvias, temblando como luciérnaga la vida.
Brillante.


And it rained all night and then all day
The drops were the size of your hands and face
The worms come out to see what's up
We pull the cars up from the river

It's relentless
Invisible
Indefatigable
Indisputable
Undeniable

So how come it looks so beautiful?
How come the moon falls from the sky?




Es el péndulo el que persigue a los ojos



julio 18, 2006

Alfileres ninja

Sí, se me ocurrió que de eso se tratan los días, las malevolencias que poseemos desde que somos humanos. No es un afán de lastimar: un juego, tampoco. Solo salen así, casi con buena intención hasta que se clavan en el costado de alguien (solo para darle dramatismo cristiano), logran un parpadeo y nos sentimos francamente malos.

Pues no, las cosas pasan solitas, y muchas sin querer. La pelea es contra los otros, los mal intencionados, los que no usan alfileres sin querer, sino estrellas. Con el rostro cubierto detrás de tanta televisión. Cuidado, y no conmigo.

julio 15, 2006

Pausa -las malas respuestas-

¿Te vas a ir?


Estoy rodeada de bellezas, y no me hacen feliz.

Recién descubriendo "Harrowdown Hill", Thom Yorke, un paseo de vuelta, rápido, una noche. Cuando pasan ciertas cosas es mas fácil que no pase nada a la hora de decir.

Un regreso que se convirtió en camino, en objetivo y pausa.

No se puede ser miserable con el soundtrack adecuado.

Las cosas cambian, las tejas vienen abajo y pasa la luz. El deseo, a veces, es que la resolana te entibie, sin bronceadores ni sombras. Un leve reposo, con el calor. Ojos cerrados y masas rojas que no pueden irse, que no piden retenciones. Hay cosas tras las que no se puede correr, porque igual se quedan.

Cantar es así. Mirar. Pensar. Escuchar.

Hasta el más chingón se retira a tiempo, señores. Cuando las cosas pesan necesitan su nicho. Nunca me han sobrado los cuentos, pero siempre faltan los castillos... de todos modos soy un ser de ventanitas, de balcones. No importa tanto lo que haya detrás.

Pero atrás también estoy

julio 14, 2006

Random

Soleado no es. Pero se transforma en una masa de colores intermitentes. Como el aleatorio que parece adivinar mi pensamiento. Mañana de música y canto. Tarde de volumen alto y cielo bajo, no hay heavymetalero que aguante tantos decibeles como yo cuando escucho mis ridiculeces. Cielo ni rojo ni azul, soprendente como debe sin cumplir condiciones -si, soy de las débiles ante el clima, pero me gusta-. Demasiadas cosas lejos, demasiadas pausas, esperas y notas al pie. Me voy cansando de esta ansiedad que me pide esperar fatalidades ¿no está mejor otra tarde gris, un café y nada raro?

Me reinvento ahora. Me descubro otra que vagando intenta reconocerse. Vagar es lindo.
¿Se puede? ¿Se podrá?

Tal vez me acostumbro a mí, como al mundo, sin entender un carajo. Aunque siempre me quede un pendiente. Invariable. Como que falta un poco. Sí, más.


Dan ganas de que esto fuera una radiografía del futuro que nos muestra sus costillas, que nos cuenta qué esta mal y de qué necesitamos el jarabe. Pero, sí. Así esta bien.

julio 11, 2006

Las tardes comunes


Pensar si me gustan más las escaleras o los laberintos siempre me ha inquietado porque creo que desde siempre las fórmulas para dominarlos carecen de sentido. Pegarse a una pared, o escalón, como gato, frotándose con la urgencia de salir del lugar sin cera, ni alas ni sol. Para terminar invariablemente en el principio con la convicción de haber logrado algo que, de nuevo en el origen, se vuelve inutil. Por eso la risa ataca con las series de detectives, porque siempre encuentran una solución y el muerto resucita, sonriendo sus costras de casualidad, subiendo a una patrulla rumbo a casita. A los mortales no nos pasan esas cosas y esperamos esas otras desde que se trata de desear.

Nunca hubo Minotauro pero siempre un mar para caer en la defensa de lo inexistente. Ahora me tiemblan las ideas como si viera lo que pasa, como si entendiera.

¿Será posible poner frenos?

¿pausas?

¿dejar de hacer preguntas?

Las escaleras son menos románticas, pero pueden resolverse desde la tierra, hasta con la cara pegada al horizonte se imponen las opciones. Con los laberintos hay que mirar desde arriba, con un poder para muchos inexistente, para mí, desde mi torpeza de princesa, inalcanzable. No se puede enamorar pensando en otra cosa, no se puede navegar sin mirar los reflejos cegantes del sol. Y la sombra que por siempre desvela misterios que parecen comunes.

¿Como veríamos el vapor? ¿cómo veríamos otros ojos sin el regalo casual de no verlos siempre? Lo que se siente, como las plantas, nace sin permiso y se nota con las lluvias, cuando solo se levanta imponiéndose a la falta de sol y obligando al observador a seguir con la rutina inutil de mirar hasta la primera flor ¿pero qué puede saber una princesa de estas cosas? ¿que puede saber de calabozos?

Nada, las gotas y las flores entre las losas del sótano son asunto de los demás. Salvo cuando algo obliga. Y miras, y tiemblas. Y piensas en bocas y en sombras. Y en cuarteaduras en las paredes que liberen goteras para humectar el derrumbe del castillo que no está en los muros y que nunca va a caer.

Ciego y hermoso

Se acabó la batería, y con ella se van ciertas ganas de gritar. Y se amontonan en la boca cosas para tí; infortunios, besos y redenciones que me quedan en los labios que tiemblan, en la quijada que, víctima de la tensión, no hubiera podido decir, de cualquier forma. Se me guardan las lágrimas como si fueran para tí, como si yo no las mereciera y de saldar con ellas la despedida se tratara. Y quero que aparezcas acá aunque se que para ti la batería termina con el vínculo de esta noche, porque la avidéz del amante de madrugada se te quedó con otras mujeres, con otros cuentos de prisa que seguro recuerdas mal o poco.

Tengo prisa hoy porque nunca se me fue el amor de adolescente, precisamente después de que se fuera con sus brillos a caminar otras montañas. Tengo miedo de que no me encuentres a la vuelta después de mi carrera contra el frío y las distancias que muerden por las noches, que me hacen mas princesa, que me tumban de la cama porque no tengo el abrazo, que prefieren no dormir y pensar en los problemas mundanos que enfrentamos los de la vida sencilla, cómoda, "feliz".

Vaya que estoy triste hoy, y triste sin tus labios se tiñe de negro, en moribundo sin marcapasos que bien puede resucitar mañana y salir a cortar flores y venas enemigas. No me gustan los enemigos, no me gusta que se me vea como una contra la cual pelear. Tu tiempo es nuestro tiempo también, es mi tiempo ahora porque dices que conmigo sueñas. Y pasa, acariciando las necesidades que nos hacen más nosotros. Me acerco demasiado siempre y mis escudos son falibles cuando alguien sabe llorar y sonreír. Y estoy queriendo quedarme en mi pequeño abismo exigiendo tu abrazo, porque no queda nadie mas acá, porque los despidos son frecuentes en mi oficina existencial. Porque no me he inventado timbres postales para el reino que tengo sola, al que no se entra mas que a la fuerza, al que no se llega mas que con magia. Sería magia que me dieras palabritas para paliar mi infortunio pasajero de lunes, de lunares. De palabras que son para que no las entiendas y me des vuelta con la respuesta a otra historia, que me gusta que mires en mis manos. Las manos de la princesa, torpes. Que no saben qué responderle al mundo pero que saben desearte y retener arena y agua ¿Puedo más?

No quiero poder más, no quiero sanar tampoco. Quiero tenerte acá, acariciando nuestras otras necesidades, quiero sacarle una sílaba a esa palabra y convertir las mías en necedades, pero se sienten distinto. Dime algo ya que me saque la ponzoña de otro mes envenenado de alcohol y manchitas negras a través del vidrio. Sácame la maldición ¿Puedes? ¿lo intentas?