enero 18, 2007

Los ojos y los secretos

Te miro sin ojos de cómplice, te miro repitiendo en mi cabeza todo lo que no debería pensar mientras te miro. Te miro pensando que mirar es mejor cuando la cabeza está vacía de frases y así, yéndome, dejo de pensar porque te estoy mirando.

La magia es simple y te doy un secreto a cambio de nada, o a cambio de que lo grite tu cabeza, para olvidarlo, la próxima vez que quieras mirarme. Quieta o como siempre sin descanso, callada o a la mitad de un monólogo absurdo que tiene que ver con guardarte de mis historias, tan confusas y tan calladas ahora que te pienso.

Ridícula y todo bien. Ridícula ¿y qué? a veces vivir se trata de gritar secretos con pausas y temblando.