diciembre 05, 2006

Tresnueveveinte palabras


Para decir que este invierno -el primero- no me gusta, 3-9-20 para decir "Sí, está cambiando" y cincuenta para que no importe.


3-9-20 palabras para callarme, hacerte escuchar, entender que lo que pasa nos pasa a todos.

A veces, como hoy, ni una hace falta.

3-9-20 y sigue importando más el otro lado, el que brilla, el que ignora al portador aunque terco se manifieste.


3-9-20

50
20,000 mientras las bocas continúan más bulliciosas en silencio, confiando en los ojos de los otros que no se cansan de mirarnos esa parte que da miedo, que hace reír, la que construye.

3-9-20 para descubrir caminos entre laberintos. Y un silencio para armar rompecabezas que fueron de otros abrazos, que hoy son de las ausencias y que pueden ser todos nuestros.

Nada es tan difícil, opaco ni perdido, todo depende de quién lo mire y cómo. De si eres princesa o venadito. Depende de las alas y los ojos, de saber que lo que puede verse es posible.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me hace falta el diccionario:
Laberinto - Español
Español - Laberinto
De preferencia la versión ilustrada, con pasta dura y una correlación de sinónimos y antónimos. Ja, ahora resulta que no entiendo!

¿Qué pasa cuando el que mira es el opaco y el perdido? ¿Es entonces cuando las cosas sí son tan difíciles?

Demasiado balance entre lo tangible y lo intangible, mas la vida no es así. Aunque creéme sin querer y sin pensar al cerrar la puerta del azulmóvil me retumbó la frase de Martí: "La mejor forma de decir, es hacer"

Por cierto, que cerca estábamos de Martí.

Loana dijo...

Cuando el que mira no logra ver nada brillante, hay dos alternativas: o lo busca hasta el cansancio, o se resigna a la opacidad.

Nada más que hacer. Y mucho por hacer. El que se siente ciego elige. Nadie más, es imposible.

Anónimo dijo...

Hay que cerrar los ojos para poder ver. El ciego buscará hasta el cansancio, pero no hará falta que llegue a tal extremo. El tacto y la intuición le dan la certeza que algo brillante está justo frente a su nariz. Ese ciego eligió ya:
Nada que hacer, con lo que no hay nada que hacer y manos a la obra, que hay mucho por emprender.