diciembre 01, 2007

Fragmentos/tiempo/espacio

Pues sí.

De entre todos los motes ridículos que me han puesto los hombres de mi vida (pasando por princesa, señora de luna, los nunca bien ponderdados "flaca" y "chaparrita", panterita, sirena, morfina, amor, lua, luvina, shiny, spark y demás), uno me ha dejado marca. Una buena tarde alguien me nombró, amorosamente, "fragmento" y sonaba tan frío y raro que nunca entendí bien a bien por qué me gustaba. Ahora, un par de años depués, lo descubro: es amoroso porque es sincero.

La existencia en la vida del otro se puede traducir -en términos prácticos y reduccionistas si quieren- en cómo participamos en los espacios de su vida, o de la intensidad con la que lo hacemos. Así que ser un fragmento es importar, aunque sea amplísimo el espectro. La onda es que ando re sorprendida por las casualidades, los desencuentros y las construcciones que la mente va haciendo a través de las experiencias. ¿Será que este tiempo lo noto y antes no? ¿o de verdad es que comienza a pasar ahora?

Me doy cuenta de cómo mi vida sin los significativos otros tiene el sabor de la comida que queda de la ofrenda, vale para poco, al menos en mi caso. Resignificar las cosas a partir de los propios ojos y las perspectivas de los que quiero es la felicidad para mí.

Así me doy cuenta de que esto no es Holbox

Es una hermandad medio retorcida que reta los lazos sanguíneos, un rato para sanar en conjunto sin verbalizar nada -no fue necesario- y la construcción de complicidades. Es la distancia entre Cancún y Tulum, el espacio de los cuentos, el viento, la comida tailandesa a la orilla del Caribe y la proclama velada de la autosuficiencia, el goce ganado, la existencia del amor en cada rincón, la facilidad de las cosas, el sol y los días que son perfectos solo porque nos da la gana. Con ustedes no hay complicaciones ni frenos que no funcionen, no hay límites, y no existen porque encontramos el lugar perfecto si queremos y lo disfrutamos porque no hay otra opción, un espacio que estaba ahí solo para decirnos que el mundo es lo que nos inventamos.


Y esto no es el Infiernillo

Es una historia de amor, da lo mismo si en Chevy, Audi o si el coche de mi papá. Da lo mismo el conductor o el año, es poder tragarte una carretera en el país y con la música que quieras. Es volarte una caseta y disculparte con los federales. Cumplir sin querer tus deseos de hace años. Besar cuando se hace de noche, cuando se tiene sed, cuando me lees un libro mientras manejo y no compartir el camino con nadie. Es ser con el otro en el silencio mas profundo, huír, reírse, tomar fotos, quedarse sin gas. Amar. Amar sin freno, sin rienda y sin cuartel. Amar a discreción y hacerse pedacitos del gusto, cada metro, cada segundo. No importa si es Playa Azul con clima o Maruata en tienda de campaña, no importa cuál corazón. Importan los latidos, que roto o completo era brillante y fuerte. Es la fuerza de los dos, per sé.


Y esto no es Veracruz

Esto es curarse del amor, es salir de la carretera de los poemas y los besos para enfrentar las cumbres sola, dominando el propio auto, amansando el alma. Es el paroxismo de la soledad, es la muerte de las bifurcaciones. Encontrarte a un camionero con el que puedes compartir la ruta, tragarte las curvas y omitir la niebla. Es llegar a un lugar siempre de abrazos, ser sola, ser completa y medir cómo ha cambiado con los últimos abrazos la persona que soy. Es sanar. Ser.

Chale, la de cosas que me pasan por el google earth.


O, en resumen: para mí las vacaciones son las personas y el cambio de fichas en el tablero. El Caribe, el Pacífico o el Golfo son accesorios, Berlín o Hamburgo me dieron lo mismo porque se trató de mi padre y yo. Perú es la nueva construcción, la incursión en lo que puedo ser, el vértice. Descubro con gusto que mi vida se conforma de ellos, de ustedes, de los rayitos de sol o la nieve que cubre ahora Paquimé, no por la nieve, no por el norte, sino por mi corazón, sus rutas y los cimientos que, cuando se mueven, cimbran todo alrededor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pocas y difíciles son las mías palabras, pues vuestra merced es una escritora que hace vagancia serena por la vida, lo digo de cierto, y mucho disfrutaré de escucharos, de verle leerse y deciros de vos misma, de enunciarme los relatos de las casualidades fortuitas. De escucharos en lo que pensáis acerca de lo mejor y lo peor de aqueste seguido caribenio. Haré que en una noche existan dos noches, la primera será para escucharos, de viva voz acerca vuestros escritos. La segunda os juro, que será para que yo pueda leeros a vuestra merced, para leerla despacito, para leer a lo que huele vuestra piel y descubrirle los perfumes y sabores que vos tenéis. Que serán tantos y tan diversos, como son los verdes de la selva y los azules del Caribe; que todos ellos son al mismo tiempo, una maravilla. Buscaré un claro de monte en vuestra piel, me haré un espacio, un horizonte, y entonces me dedicaré a pronunciarle en caricias, lo que he leído acerca de vos.

Lahetaira dijo...

No somos esto ni aquello. Somos lo que imaginamos, lo que construimos.

Lo que descartamos también.

Besos.

ElYorchBz dijo...

no importa cuantas piezas.........lo que importa es que....aun......sigues siendo el fragmento en cada uno de los que te han conocido asi.....tan tu.....tan loana