noviembre 13, 2007

La muerte pasa


Está. Viene y mete su manita enguantada en nuestras vidas sin preguntar, toma algo, lo saca. Sin descanso. Y ¿de dónde viene el miedo a la muerte si no es a la falta de tiempo? ¿tiempo para hacer todo lo que
no tenemos los huevos de hacer ahora, de decir ahora?

Invito a declarar. Propongo que aceptemos nuestra ineludible condición de moribundos y actuemos en consecuencia. Porque el martes murió él y el sábado ella. Porque la idea de las cosas sin decir me supera, porque quiero saberlo todo, decirlo. Porque generalmente lo que se calla también importa; no voto por las ediciones ni por los silencios. Y si bien las cosas pasan cuando tienen que pasar el presente reconfigura lo que viene y nuestra manera de entenderlo y jugar con ello.


Complete la frase:

Si supiera que me quedan dos meses de vida________________________




A eso me refiero.

Quiero un futuro con todos los elementos presentes. No quiero perder una ficha y luego un dado y quedarme a tres casillas de lo que detona la siguiente ola.

¿Quién sí? ¿qué falta?


3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Dos meses?

Buscaría en cabeza, corazón y entrepierna, en maletas, mochilas y cajas de cartón semivacías el suficiente valor para poder hacer tantas cosas: Enfrentarme con mis demonios y fantasmas, Mirarles a los ojos, de muy cerca para que vean los mios, a toda la gente que he querido y amado, que quiero y amo y que pienso querer y amar, decirles qué siento, lo mucho que les voy a echar de menos, Pedirles perdón por torpezas y daños cometidos, Hacer todo lo posible (tropecientos mensajes, correos, llamadas) con el evidente riesgo de sólo encontrarme con un silencio ensordecedor que jode y ofende más que un rotundo “déjame en paz”, para salvar o por lo menos terminar bién algo que ni sé nombrar pero que ahora molesta como una piedra en el zapato.

Iría al mar para bañarme en cueros y absorber toda la energía de las olas, secarme al sol, Iría una última vez a la montaña, para pisar nieve virgén y llorar por tanta belleza, Montaría un sinfín de sarados para poder cocinar para y comer, beber y bailar con los seres queridos.

Amanecería 60 veces abrazado a la amada, embriagado por la calurosa intimidad que da hacer el amor al despertar.

Y si nada de esto pasara, aún así, esto habría valido lo pena. ¡Fuerza!

Tony Camarasa dijo...

Iría a mi rio a esperar la muerte, mirandome en su reflejo.
Ya he muerto muchas veces...

Silvana dijo...

si me quedaran dos meses??
besaría a todos los que han tocado mi corazón!!!
tu incluída darling!
que bonito!
pero que bonito!
hoy me voy tarde a casa, pero con una sonrisita!
gracias!