diciembre 20, 2007

Los últimos temblores

Para V.

Un autor para las flores, un alma para el sexo, una voz por la mañana, un mañana en los abrazos, un nomás dejarse ir.


¿Qué carajos?

El amor no vivido es un discurso, una ilusión; el no ganado ni defendido no es amor, no el mío.

No hay moros en la costa porque no hay costa, cariño. Y cada quién duerme su cama y su pulso, cada quien se sacude de a poco y solo con su alma hasta después del orgasmo más furioso, hasta entre la complicidad mas hiriente. Es mío el cuerpo, míos los párpados que se cierran, la voz que calla. El amor no practicado no es. Todo lo que queda en el medio y lo que pudo ser es nada.

Las letras para otros siempre son espejos (puta madre qué horror). Y pobre del que esté vacío de comer tanto vacío (como dijo nosequién)

¿Para qué proyectar en el cielo estrellado la imagen de nuestros próximos trofeos, de lo que "por no poder ser" nos deja seguir no siendo ahora? No pido, digo. Basta de ilusiones por aquí. Prefiero ver las estrellas, lejanas pero aquí mismo.

"Y las imágenes que nos quedaron en los ojos fueron toda nuestra descendencia" (Ian McEwan dixit) Sí, para quien pueda, quiera, sepa y merezca soñar, lo demás son espejismos. No más vapor.

De pronto ya ni el cliché más sobado me alcanza, carajo.

Amemos o a tragarnos las palabras que no se hicieron para todos, digo yo. Amor furioso, épico o nada, nadie se salva, ni a medias.


Un par de huevos para los amores, por favor, Santa. Y eso que no existes. Con razón.


Así, como canta Rob Dougan en Furious Angels


Like a sentence of death
I've got no options left
I've got nothing to show now
I'm down on the ground
I've got seconds to live
And you can't go now

Cause love, like an invisible bullet has shot me down and I'm bleeding
And if you go, furious angels will bring you back to me

You're a dirty needle
You're in my blood and there's no curing me
And I want to run
like the blood from a wound
To a place you can't see me

Cause love, like a blow to the head, has left me stunned and i'm reeling
And if you go, furious angels will bring you back to me

You're a cold piece of steel between my ribs and there's no saving me
And I can't get up from this wet crimson bed that you made for me

Cause love, like a knife in the back, has cut me down and I'm bleeding
And if you go, angels will run to defend me - to defend me

Cause i can't get up
I'm as cold as a stove
I can feel the life fade from me
I'm down on the ground
I've got seconds to live
Then what's there that waits for me?

Cause love, like a sentence of death has left me stunned, and i'm reeling - yeah, i'm reeling
And if you go, furious angels will bring you back to me


Chale. Amor épico, Santa. Amor épico.

diciembre 12, 2007

Como dijo la Mala Rodríguez

Te estas haciendo la cama, cariño
luego vas a tenerte que acostar en ella en la vida real
¿de que sirven los pretextos?


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Está buena ¿no? de "Por la noche"

diciembre 01, 2007

Fragmentos/tiempo/espacio

Pues sí.

De entre todos los motes ridículos que me han puesto los hombres de mi vida (pasando por princesa, señora de luna, los nunca bien ponderdados "flaca" y "chaparrita", panterita, sirena, morfina, amor, lua, luvina, shiny, spark y demás), uno me ha dejado marca. Una buena tarde alguien me nombró, amorosamente, "fragmento" y sonaba tan frío y raro que nunca entendí bien a bien por qué me gustaba. Ahora, un par de años depués, lo descubro: es amoroso porque es sincero.

La existencia en la vida del otro se puede traducir -en términos prácticos y reduccionistas si quieren- en cómo participamos en los espacios de su vida, o de la intensidad con la que lo hacemos. Así que ser un fragmento es importar, aunque sea amplísimo el espectro. La onda es que ando re sorprendida por las casualidades, los desencuentros y las construcciones que la mente va haciendo a través de las experiencias. ¿Será que este tiempo lo noto y antes no? ¿o de verdad es que comienza a pasar ahora?

Me doy cuenta de cómo mi vida sin los significativos otros tiene el sabor de la comida que queda de la ofrenda, vale para poco, al menos en mi caso. Resignificar las cosas a partir de los propios ojos y las perspectivas de los que quiero es la felicidad para mí.

Así me doy cuenta de que esto no es Holbox

Es una hermandad medio retorcida que reta los lazos sanguíneos, un rato para sanar en conjunto sin verbalizar nada -no fue necesario- y la construcción de complicidades. Es la distancia entre Cancún y Tulum, el espacio de los cuentos, el viento, la comida tailandesa a la orilla del Caribe y la proclama velada de la autosuficiencia, el goce ganado, la existencia del amor en cada rincón, la facilidad de las cosas, el sol y los días que son perfectos solo porque nos da la gana. Con ustedes no hay complicaciones ni frenos que no funcionen, no hay límites, y no existen porque encontramos el lugar perfecto si queremos y lo disfrutamos porque no hay otra opción, un espacio que estaba ahí solo para decirnos que el mundo es lo que nos inventamos.


Y esto no es el Infiernillo

Es una historia de amor, da lo mismo si en Chevy, Audi o si el coche de mi papá. Da lo mismo el conductor o el año, es poder tragarte una carretera en el país y con la música que quieras. Es volarte una caseta y disculparte con los federales. Cumplir sin querer tus deseos de hace años. Besar cuando se hace de noche, cuando se tiene sed, cuando me lees un libro mientras manejo y no compartir el camino con nadie. Es ser con el otro en el silencio mas profundo, huír, reírse, tomar fotos, quedarse sin gas. Amar. Amar sin freno, sin rienda y sin cuartel. Amar a discreción y hacerse pedacitos del gusto, cada metro, cada segundo. No importa si es Playa Azul con clima o Maruata en tienda de campaña, no importa cuál corazón. Importan los latidos, que roto o completo era brillante y fuerte. Es la fuerza de los dos, per sé.


Y esto no es Veracruz

Esto es curarse del amor, es salir de la carretera de los poemas y los besos para enfrentar las cumbres sola, dominando el propio auto, amansando el alma. Es el paroxismo de la soledad, es la muerte de las bifurcaciones. Encontrarte a un camionero con el que puedes compartir la ruta, tragarte las curvas y omitir la niebla. Es llegar a un lugar siempre de abrazos, ser sola, ser completa y medir cómo ha cambiado con los últimos abrazos la persona que soy. Es sanar. Ser.

Chale, la de cosas que me pasan por el google earth.


O, en resumen: para mí las vacaciones son las personas y el cambio de fichas en el tablero. El Caribe, el Pacífico o el Golfo son accesorios, Berlín o Hamburgo me dieron lo mismo porque se trató de mi padre y yo. Perú es la nueva construcción, la incursión en lo que puedo ser, el vértice. Descubro con gusto que mi vida se conforma de ellos, de ustedes, de los rayitos de sol o la nieve que cubre ahora Paquimé, no por la nieve, no por el norte, sino por mi corazón, sus rutas y los cimientos que, cuando se mueven, cimbran todo alrededor.

noviembre 26, 2007

Asombro

Cuando de pronto, de la nada, aparece algo lleno de fuerza y tan lúdico que la sonrisa y la sorpresa son inevitables. Nos da por pasar nuestro tiempito mirando siempre hacia el frente, delimitados, observando lo que todos, olvidando el perímetro y sus magias.

Entonces te llega un mail invitándote a un "empalmamiento simultáneo de tiempos discontinuos en un diálogo psicótico entre sujetos psicodélicos a través del hecho acústico" (o lo que hace el Ensamble Psyco Acústico), claro, también puede ser que te encuentres una margarita nacida a medio muro, un cielo de verdad hermoso o volver a escuchar a Tricky después de muchos años, y recuerdas lo emocionante que es casi todo. Porque ahí, entre sonidos de seis personas, o 20, o 100 se puede descubrir que la bóveda mejor pintada contiene también las estrellas más torcidas y que todo convive en cada espacio.

El mundo se revela a escala todo el tiempo, los significados, aunque escondidos, responden a la eterna búsqueda de belleza y amor. O como dijo la Kristeva "
Ser psicoanalista es saber que todas las historias terminan hablando de amor" o, más que psicoanalista, humano. Y ¿para qué permanecer mirando en la misma dirección?

Porque existe gente que sigue sonriendo sin descanso cuando hace lo que ama, brincando, llevando un ritmo que ni sabemos si existe.


La de reacciones que causa alguien solo por hacer lo que le gusta ¿no?

Gracias, tú. Aunque no te sepas mi nombre.

noviembre 16, 2007

Reiterando

Querido anónimo

Me estoy muriendo, te estás muriendo. Puedes haber muerto mientras te escribo. Puedo tener un derrame cerebral dentro de tres minutos.

Por ahí va la convocatoria, por el de convertir los "Buscaría, enfrentarme, decirles, pedirles, hacer todo lo posible, iría, montaría, amanecería" de tu texto en realidades.

A pesar del evidente riesgo de sólo encontrarte con un silencio ensordecedor que jode y ofende. Porque cuando se hacen las cosas desde el corazón y con fuerza, si no se resuelven igual valen la pena, una vez más el intento sana. Y hacer todo lo posible generalmente funciona; si no para los demás, para uno mismo.

Haciendo esto se podría convertir tu "esto habría valido lo pena" en "esto valió la pena". El tuyo y el de todos nosotros.

La vida, por suerte, no se vive conjeturando.

O, como dijo Martí "la mejor manera de decir es hacer"

¡Fuerza!

noviembre 13, 2007

La muerte pasa


Está. Viene y mete su manita enguantada en nuestras vidas sin preguntar, toma algo, lo saca. Sin descanso. Y ¿de dónde viene el miedo a la muerte si no es a la falta de tiempo? ¿tiempo para hacer todo lo que
no tenemos los huevos de hacer ahora, de decir ahora?

Invito a declarar. Propongo que aceptemos nuestra ineludible condición de moribundos y actuemos en consecuencia. Porque el martes murió él y el sábado ella. Porque la idea de las cosas sin decir me supera, porque quiero saberlo todo, decirlo. Porque generalmente lo que se calla también importa; no voto por las ediciones ni por los silencios. Y si bien las cosas pasan cuando tienen que pasar el presente reconfigura lo que viene y nuestra manera de entenderlo y jugar con ello.


Complete la frase:

Si supiera que me quedan dos meses de vida________________________




A eso me refiero.

Quiero un futuro con todos los elementos presentes. No quiero perder una ficha y luego un dado y quedarme a tres casillas de lo que detona la siguiente ola.

¿Quién sí? ¿qué falta?


noviembre 07, 2007

El reino de las 11:00 am o el post revolvente que no le interesa a nadie o de cómo el mundo se está acabando y yo no me enamoro

Siempre está quieto el péndulo, parece no haber salido de ninguna parte el polvo, extrañamente todo es de madera en este frío, nada roto. Hasta las cosas inmutables cambian ¿no? se recuerda, se levantan nuevos cuentos. Y el reloj sigue en las once. Ojalá la vida fuera así. Misterios sin tiempo y con solución.

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Acá va un párrafo de Auster, de La Invención de la Soledad. Al libro le dio la gana ser regalado y a mí me dio la gana regalarlo. Y como tiene que ver con el padre de Auster y el reino de las once es casa de mi padre, era muy ad hoc. Luego lo pongo, es fuerte, desesperanzado y "real", por lo menos según yo, que soy ilusa y no quiero entender mucho de "realidades".

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Parezco ser la princesa del Reino de "Después", por eso times esta vez (rima, así que debe ser verdad). Quiero cosas que no existen, ser la mujer de los nardos y crisantemos, la chica que sonríe seguro con la luz de la tarde en los ojos, la que me imagino. ¿Existió? O de los Iris moraditos del desmemoriado si no hubiera habido culpa, la cosa es que nada pasa cuando tiene que pasar o la cegera me gana, y me gusta ser ciega, entonces, aunque me haga quejarme más. Mi punto es que el mundo no se va a acabar. Se ESTÁ acabando. Y esta cosa de que "si un día me has de querer, te debes apresurar" como que no aplica ya.

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¿Por qué no agradezco no amarte?

Porque me podía agarrar de tí. Ahora que, si bien te extraño, ya no te amo y que logré dimensionar las cosas desde un planteamiento menos catastrófico (también logré escribirte de tú), me doy cuenta de que va a pasar mucho tiempo antes de que vuelva a enamorarme.

Porque no había aprendido a vivir a pesar de las cosas. Nada se olvida, se sobrelleva, y entiendo, con esta adquisición involuntaria de sapiencia emocional, las miles de cosas que pude soñar cuando lo ignoraba y por qué te costaba tanto trabajo dejarte ir. Y si bien estoy decidida a deguir dejándome llevar por las sorpresas, los encuentros y las casualidades, maxime si son tan emocionantes y placenteras como contigo, sigo apuntada en el amor que me imagino, el de los putos milagros, el de las ganas que si regresan del limbo porque ya no existe y en donde no hay nada que temer.

No se puede tener miedo del pasado. No per se. No se pueden temer las verdades, y ahora que aprendo que esto de amar sin ser amado no era tan malo me gustan más las rancheras. Me sigue doliendo más el 2 de noviembre. Me sigue doliendo escuchar "te amo" cuando del dicho al hecho hay mucho trecho. Me deja de doler haber sido poseída porque creí que era amor ¿exisitió? para mi sí. Si existió en tí ya no me importa.

Eso de amar sin ser amado tarde o temprano se aprende ¿no?

Me gustaba amarte (amar es otro pedo) porque la épica estaba ahí, no me gusta quererte porque no puedo olvidar lo que aprendí. No de tí, sino de todo lo que no soy yo, en donde carezco de certezas. Y lo que noté sobre mis sentimientos me da miedo. Y eso me hace entenderte más, pero quererte menos.

El amor no es una palabra.

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Y si tengo razón y el mundo se está acabando espero que no sea pronto porque quiero poder perderme un poco, de nuevo, en las casualidades, los encuentros y los abrazos que se inventan solos. Quiero creer y deshacerme, sentir que no puedo vivir sin alguien nomás porque no quiero poder. Quiero deshacerme en los ojos de alguien que me haga el amor y volver a esas miradas que siempre son distintas cuando se entra en otro cuerpo, en el momento en el que los ojos no son ojos y los humanos no somos nosotros.

Y este, que no conozco, no se merece una princesa a la mitad. La necesita completa para acabársela toda, como hiciste tú. Por eso no me enamoraré pronto, por eso no me desenamoré con otra boca. Por eso no te digo que sí, a tí, otro que me miras.

I'm not talking to you. I'm talking to me, just in case.

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Y como bien digo que dice mi madre: "yo por eso, no me caso"

octubre 25, 2007

En el libro que leo

Ian McEwan pone en la mente de un enamorado de la misteriosa Sally Klee la siguiente frase:

"Y las imágenes que se nos quedaron en los ojos
fueron toda nuestra descendencia"

Y yo, como buena idiota, me enamoré de él y de ella. De Entre las sábanas.

octubre 05, 2007

Adjetivos

No hay plano que reconstruya nuestras mañanas de cambios de coche, alegrías, peras y escalones. Nunca volverá a aparecer en el momento preciso una mariposa mientras juegas con tu hija, ni habrá mujer que logre tus fotografías o te rete en un salón. No va a haber pasos como los nuestros por San Luis, sexo como el primero, ni frases como las tuyas. No hay cuerpo que hable así con el mío, manos que me guíen entre el desespero y las punzadas. Ojos cerrados.

Y amor, que eres esto que conozco, tendrías que ser adjetivo. Inexacto y caprichoso, mutante de blanco a negro: te entiendo hoy, solo un momento porque sé que seguirás siendo una idea nueva. Que debería existir una palabra para cada amante, que la complicidad inventa nuevos sonidos, que el amor nunca es el mismo aunque se llame igual, y que es terco reproducir historias porque existen un momento del que no se está seguro hasta que se olvidan las preguntas. Amor se llama nuestra circunstancia solitaria de deseo. Amor es todos los que conocen mis mañanas y mi frente, mis placeres y los llantos extraños en malos momentos.

Y sin embargo extraño cada voz y cada abrazo, cada amor como uno solo, como el único, como el mío.

La diferencia es sutil, tan leve y absoluta como la que hay entre hablar sobre las palabras o las cosas.

Es la trampa del adjetivo, de lo que se conoce, lo que nunca se deja. O de lo que decidimos no dejar.

septiembre 24, 2007

Puedo ver

Fabién dice, con razón: El amor es como el tocino, el cigarro o el café. Nos hacen felices aunque los sepamos dañinos. ¿Por qué no asumir el daño de entrada? ¿Por qué amar esperando que sea inocuo? Esta esperanza implicaría querer solo lo bueno, contar las nubes pasando sin que se queden. Los mundos sin lluvia no son fértiles, nomás. Aunque tengan muchas figuritas por adivinar.

¿Creer en el destino salva de ahogarse en las tormentas?
¿Se puede creer en lo "meant to be"?
¿La casualidad o la causalidad?

¿Hasta dónde creer en los milagros del amor?

Respuestas, por piedad...

septiembre 06, 2007

600 km

Superando líneas discontinuas, curvas, niebla, lluvia y calor de locos. Parecía tan difícil abrazarme. Fue tan fácil regresar a Veracruz (sin acento, aprendo). De pronto me distrae el mar que se enoja con las tormentas, por ratos logré cantar con tus manos en el volante y mi voz retando tolerancias.

Luego el sol y el fresco, de pronto mas y más metros, de ida y vuelta entre los pueblos diciendo tonterías, comiendo porquerías, asombrándome con todo. Enfrentar una cascada que nos obliga al silencio es a veces más difícil que enfrentar lo que pasa cada día en nuestros laberintos racionales. Mirar al otro y saber que para encarar esto no se puede estar acompañado, aunque lo mires haciendo un abrazo.


Así nada más viajando tan pocos kilómetros me acerco, me reconozco. Sé quien soy y dónde estoy parada. La distancia aclara dudas y las dudas matan distancias; me recuerdan cómo desempolvar ese eje, aceitarlo y ser, de nuevo anclada a lo que quiero sentir. Y parecía tan difícil.

Da lo mismo cómo se manifiesta la suerte y sin desentrañar misterios el tiempo pone y quita, da vueltas, acomoda y trae palabras. Cierto que todo cae por su propio peso, pero solo si dejamos de resistirnos. Lo demás es dejarse hacer, dejar de pensar y la congoja desaparece. Siempre hay algún lugar para volver a no ser nosotros, siempre algún afortunado que puede elegir entre la ciudad o la selva, camas, casas, arraigos. Bloques de cemento o mar.

Y vivir así nomás, sin tanto pedo, observando raíces; sabiendo que es posible. Como las Cumbres de Maltrata de bajada con lluvia y niebla, como la carretera de Puebla, como la confianza y los terremotos de bienestar que nos sacuden cuando los ganamos. No se trata de hacerlo bien, se trata de hacerlo completo, de ser franco, frágil o fuerte, uno. Y así somos, muchos. Y en nuestras y otras manos.

Qué bien se siente ser.

agosto 29, 2007

Me entrego

Como la más fácil de las mujeres al juego inofensivo de cada noche, a las palabras que parecen solo nuestras con un nuestras que parece solo mío. Palabras que en lugar de levantar castillos rompen el viento y nos mecen en vez de sacudirnos. Me entrego a las frases perfectas que se redactan solas antes del sueño y que no escribo porque desaparecen como tú, todos los días, sin enunciarse.

Me entrego al desamor hasta que alguien me demuestre lo contrario. Me entrego a saber que es casi imposible y a creer lo contrario, acepto mi terquedad como la crédula mayor.

Los juegos y las palabras hacen suficiente, me dejan no hacer a sabiendas de la prisa. Es racional temerte por mis causas, no querer que entres ahora que te comería sin piedad en lugar de detenerme para que fueras alimento y no un bocado; no cerrarte los ojos sin ver mi reflejo. Pienso en Cortazar y el cíclope, capítulo seis de Rayuela, famoso con justicia.

He estado aquí, en ambos lados, perdiendo, ganando, y perdiendo para ganar. Si algo sé es que nunca hay veredicto cierto sobre corazón ajeno, si algo aprendí es que nunca se gana todo y hay que saber quedarse con lo que se desea; también a reconocer la soledad y decidir dónde ponerla y abrir o cerrar los labios ante ciertos destellos.

Me toca saber algo: el tiempo no perdona las treguas, y no lucho para no perderte. Lo poco que hay que ganar está fuera de lo imaginado y lo que nunca se plantea pocas veces es verdad. La épica se manifiesta en sentidos equivocados y yo, como la más versada en estos temas me quedo con mis preguntas. Contigo temo el desespero aunque significa perder lo poco que no hemos ganado.

Temo enunciar la sed y me conformo con imaginar que te pregunto ¿qué es el placard? Me quedo con mis risas de media tarde y las conversaciones nocturnas, con el juego de no estar estando, con el juego de jugar más que nunca intentando no jugar. Me quedo con la apuesta del hastío, solo para que exista la posibilidad de rejuvenecer en otras palabras y con otras fuerzas. El tiempo no respeta potenciales, el tiempo no nos quita nada, ofrece otras cosas.

Desde el fondo del placard del cuarto de invitados prendo una luz que está hecha para apagarse, no quiero retar más al amor porque las cosas pasan solas. Quiero dejarlo libre, negarlo y que alguien venga a darme el beso que despierte a la princesa desterrada, alguien que no vas a ser tú porque tus frases son de hoy y el impulso está pasando mientras lo miramos.

No quiero pedir porque sé de lo invisible. No quiero soñar porque sé de la vigilia. Me toca saber que esto es nada, y me quedo con creerlo todo, hacerlo y seguir meciéndome en castillos sin sueños. Hoy no me quedo callada y no espero porque creo en el desamor y he visto el miedo. No quiero reconocerlo porque es traicionero, ni dar lecciones porque ya gané el título que nadie desea y siempre cuesta demasiado. Por decir y pensar como pienso. Amor, coraje, vengan a callarme la boca. Esa es labor de otros, sabor de unos labios despiertos, tal vez apresurados, pero no empeñados en garantizar la muerte.

Me quedo con los juegos de media mañana, con las risas y lo joven de tus manos, con los ojos francos de tanto mirar el mismo cielo, me quedo con lo que es para que desaparezca después de un par de palabras francas debajo de las mismas cortinas. No pierdo mucho porque no tengo el coraje para soñar hoy, porque diluirse entre palabras funciona, lejos de telones que nos inventamos. No haciendo caso a los deseos y racionalizando lo irracional decido no soñar porque nunca he despertado después de un largo abrazo y temo quedarme dormida para siempre. Soy una defensora de los defensores del amor, y somos mal equipo porque respetamos premisas falsas. Y me voy sin querer irme ¿shall we?

agosto 21, 2007

Independencias

Sí, trillado o lo que sea, esta es una proclama del esfuerzo por ser feliz. Ya me cansé del ácido involuntario.

Me quedo con la vida del amor, con las personas que buscan a toda costa sentirse como quieren, me quedo con quien se deja sorprender por los retos constantes, con los abrazos de extraños que abrazando se vuelven nuestros (sí, eso).

Me quedo con pasar barreras, y saber discernir cuándo algo es importante y cuándo solo es más fácil, con respetar esa línea; quiero vivir los rumbos que no son rumbos, me quedo con la falta de conclusiones que emocionan y alimentan.

Me asusta asustarme (oh, sí), pero prefiero seguir asustada que regresar a las fórmulas que conozco. Me niego a asombrarme siempre con las mismas maravillas, que sé disfrutar y controlar, sin saber qué tienen debajo del vestido.

Es una proclama contra la vida mediocre y seductora de los tópicos dominados, en la que se sufre siempre lo mismo y se disfruta todo con los mismos límites. Me quedo con el amor que sorprende, que reta y que se supera, no con el que conozco, con el que quiero descubrir, me quedo con el amor que sigue después de los ojos, con el que se llenan los interludios, con el que alcanza para no amarse, me quedo con el amor que me tengo y que reparto de maneras extrañas, jugando, hablando casi.

Lo veo, tal vez escondido o aletargado, tal vez el algún abrazo ciego, no en el pasado que no soy. Soy lo que siento y me siento rara, a dos segundos de extrañas puertas que emocionan, sin pensar en lo que me niego cuando tomo una perilla. Brillante, así debe ser.

Y hay que tener el corazón suficiente para dejarse brillar. Quiero luz, el vientito en la cara y la fuerza para decidir lo que sea, lo que no esté en contra de mí. No quiero mapas, no creo en ellos. Pero decido creer. Sí juego. Sí apuesto. Sí quiero. Y creo porque tengo la libertad de hacerlo y me da la gana. Hay que dar la batalla, y si yo significa tú o nosotros, juego. Hay que pelearla ¿no?

Al final del cuento nadie es responsable por mi felicidad. Ser infeliz es muy fácil, todo el mundo es infeliz, y a mí, como me gusta complicarme la vida, me ajusta la otra opción. Si no en las mías ¿en manos de quién está?

agosto 14, 2007

En términos vulgares

Lo que hace falta ahora es un tiro, un tiro de barrio, una pelea extraña por recuperar no sé qué cantidad de cosas que se fueron haciendo borrosas en el camino; lo menos importante es reconocer qué nos trajo hasta acá si siempre se dio la mejor batalla posible y una vez que las circunstancias no permiten más que un esfuerzo sanador, aunque esté jodido en términos generales, no pasa nada.

Y la tranquilidad va invadiendo de a poco los lugares por los que se planta la premisa "ya basta" o "a lo que sigue" y se decide, después de retortijones horrendos, continuar. En cierto punto, a veces demasiado tardío, hay que levantarse, sacudirse, terminar de hacer berrinche y cambiarse de ropa, y si el juguete se rompió pues ya ni cómo hacerle. Ya ni vale la pena recontar el daño porque en ciertas alturas todo parece un mal chiste y cualquier iniciativa que parta de acá ya es vocación de sufrimiento.

¿Para qué romperse la cabeza recordando si intentamos negociar o si fuimos perversos, para qué intentar desentrañar el misterio?

Los procesos valen la pena solo si pueden traer algo positivo, pero hay algunos especialmente putrefactos que de plano no pueden traer mucho que no sea lo mismo. ¿Qué hacer contra la bomba atómica? nada que no parta de un idealismo personal con rango de acción menos cuatro, la cosa es no vivir en Japón y saber por quién votar y ni cómo hacerle contra el cabrón del botón, porque no se puede cargar con la ignorancia, el miedo y las fallas de generaciones enteras.

Carajo, hasta la perla más linda deja de brillar debajo de tanta mierda, y ahí del valiente que meta la mano, porque además de todo, muerde. Pero canta, como las sirenas, que por favor la saques de ahí. Así que de plano hay que recoger el kit de la limpieza, quitarse los guantes, sacarse el delantal y tirar el contenedor completo a la basura (si, como tupper de tres semanas en el refri). Y ni pedo con el antojo. En cierto momento hasta lo más rico deja de ser comestible y huele francamente mal.


The higher you fly, the deepest you fall

Mal pedo de tanto atragante. Ok, recuerdo. Ninguna historia termina, ni empieza, como uno se imagina.

Hay algunas que parecen comedia de Meg Ryan y luego se ponen de thriller para acabar siendo como la pesadilla en la calle del infierno 4, sin argumento, sin terror disfrutable, sin lógica alguna y con demasiada ropa interior innecesaria. Y cuando baja la marea da tanto miedo enfrentar la propia existencia en un escenario tan jodido, y da tanta risa cuando todo lo demás no funciona que lo único que puede hacerse para mantener el propio respeto es aventar las palomitas y salir del cine jurando no volver a creer una crítica.

¡Yo que me quejaba de las funciones en las que se iba la luz! y antes de eso de las que tenían mal el audio. O sea que, como nota al pie, siempre se puede poner peor, y cuando crees que ya no puede existir nada, siempre hay un escalón más abajo, franqueando la puerta de la terapia urgente y rayando de plano en la infamia no complaciente pa' nadie. Sí, las cosas así de absurdas existen y se ponen peores, y llueve y se va la luz, hasta las palomitas hacen toser y cuando te vas a media película, pisando cucarachas mientras se te pegan los pies al piso, encima te regalan boletos para la próxima función y gomitas rancias. Chale. Pues si la onda era cambiar de cine, ir al teatro, rentar una peli, sacarse los ojos, hacer macramé o lo que fuera con tal de no estar ahí.

Hasta el más esperanzado sabía el final de Van Helsing después de 5 minutos de película... así que, terminando de hacer analogías entre mi vida y el cine o el refrigerador, nomás me queda tirar el juguete a la basura, comprar tuppers nuevos y ponerme a pensar en si tengo hambre y en qué se me antoja. Y si empieza a oler mal, ya ni lavarlo es bueno.

Hilaridad, ven a mí. Porque de lo otro ya estuvo. Ahora un ratito de autocrítica light y, en cuanto pueda reírme un poco de mí subirle los decibeles, no volver a dejar pasar una hora de mala película solo porque de verdad no quiero vivir en un mundo con tan mal cine.

Salir, abrir la ventana y la puerta y retomar este filtro que no era tan innecesario. A veces hay que saber cuidarse de los otros como ellos se cuidan de sí mismos, porque entender los motivos no sirve de mucho. Y ahora creo más en otras cosas, a través de la incredulidad reafirmo ciertas capacidades que serán un misterio para quien no las pueda descifrar. Y así está bien.

Cambio 3 le llaman. Y la próxima vez que alguien me diga que no cree en sí, le voy a hacer caso y tampoco creeré, no puedo convencer a alguien de cosas que me imagino. Porque la opción uno es que tenga razón, la opción dos es que necesita ser salvado y lo pida con voz baja. Ninguna vale la pena. Mejor me salvo yo ¿o no?

Es como jugar a los encantados, es como saber la receta del guacamole viviendo en la Patagonia. Y sí, cuando las cosas no tienen lógica y duelen, aunque les encuentres la lógica siguen doliendo. Y si no se la encuentras encima de que duelen te quedas con la duda, y si renuncias y cierras la tapa y la chingada perla sigue cantando, pues habrá que hacer algo distinto a intentar escucharla. A la basura ¿pues qué?

Y ya

y encantada.

julio 31, 2007

¿?

¿Por qué no morirse un ratito? lo que dura un silencio, en lo que todo lo demás se acomoda o se olvida.

Es como hacer una pausa sentada en el solecito.

Muerta pues. A ver cuándo revivo.

julio 16, 2007

Chesterton decía:

“Los cuentos de hadas son más que ciertos
no porque nos dicen que los dragones existen,
sino porque dicen que los dragones pueden ser vencidos”



julio 01, 2007

La razón, la emoción y los abismos

Es una triada extraña, asesina y venturosa. Una gelatina de elementos, castigos, recompensas y cosas que sólo pasan en este mundo y que sólo nos pasan a nosotros (nosotros todos, en nuestras burbujas).

Es de esos días en los que quiero escribir cosas que nos hagan sentir bien, explotar, dejar la prudencia de lado y despachar abrazos y besos.

Porque, a pesar de que la razón y la emoción me sitúan en el típico abismo, tengo ganas de sacar el amor que traigo. Un amor que según la razón es vil y estúpido, un amor de traiciones que se dejó ganar por el miedo, uno de esos amores que no merecen nada por estar soñados desde el temor, un amor incompleto, de cobardes.


Un amor que, a pesar de todo, es fuerte y no tiene ganas de morir, que en lo emocional existe.

Me pregunto si mi amor no es igual de pobre, me pregunto si la parte increíble del amor que prometo no tendría que seguir luchando hasta acabar con el dragón que otro trae adentro, pero sé que no sirve; hay imposibles que me gusta olvidar. Este no es uno de ellos.

De pronto creo que, cuando se quiere, vale la pena cualquier cosa con tal de defender lo que se siente, incluso de nosotros mismos. Y si hay equivocaciones, por grandes que sean, intentar recuperar las cosas que queremos de verdad; creo que hace falta estar enteros, quitarnos el polvo que nos hemos pegado en la ropa y seguir andando, porque las cosas no se resuelven huyendo, ni sólo aceptando la propia estupidez.

Casi nunca hay remedio cuando se enlodan las cosas sagradas, pero siempre existe una manera de intentarlo, y el intento sana. El intento o la voluntad son de las mejores curas que conozco contra las heridas o el vacío. Tanto en el amor como en la vida hay que tirar alto, después de las consecuencias. Hay que comprometerse a agarrar un poco de luz y estar bien, para empezar, con nosotros.


Tengo ganas de preguntar muchas cosas ¿no sabías que hubiera estado ahí? ¿no sabías que el miedo se resuelve mejor en conjunto? ¿no sabías que puedes hacerlo mejor? ¿no sabes que alguien cree en eso? ¿que alguien cree en tí? ¿no sabes que dentro de cualquier herida hay amor?

Lo que duele, justo, es que el amor se salga por la herida y nadie, ni el de la espada, le ponga un remedio. Ahí es cuando uno se cura solo, aquí se llega cuando no se tiene miedo. Pues bien, le temo más a ser la hiriente que la herida. Prefiero ser vulnerable al dolor que joder a los demás. Suficiente daño hago sin darme cuenta como para darme el lujo de hacerlo a sabiendas. Y si me equivoco, intento. Y si me lastimo, me sano.

Es un día de repartición de razones y elementos, un día de ruegos, amor y desamor. Un día en que las cosas no parecen tan resueltas, desde el abismo para arriba.

Pero la estadía en el abismo debe ser útil. Y si se perdió la guerra, hay que recuperar algo. Arregla lo que está en tus manos, logra que lo valioso no se pudra.

El último intento es igual de útil pero es el más valioso, significa lo mismo que el primero, la voluntad de continuar, ahora o después, con este u otro corazón.

Podemos equivocarnos, pero aceptarlo no sirve si no se hace algo al respecto, ahora o después. Lo que es imposible es situarse en el vértice en el que siempre sale mal, en el que cedemos ante cualquier problema.

Yo le ruego al amor que haga algo por los amantes incompletos, que abran los ojos, cierren la boca y demuestren haciendo y sintiendo. Sólo hay que caminar hacia donde se quiere llegar, porque caer y regresar al inicio es más difícil porque sabemos lo que perdimos.

La historia que aprendimos no es la más sencilla, nunca. Y sólo el mediocre se queda con ella. Y no quiero que me demuestre nada nadie. Quiero demostrarme yo que aún tarde y aún en otros ojos, el yo que vale la pena de los demás es capaz de manifestarse y mantenerse. Quiero creer y convencerme de que el amor es posible, aunque no lo sea hoy para mí.


Ya lo dijo el José González
Crosses

Don't you know that I'll be around to guide you
Through your weakest moments to leave them behind you
Returning nightmares only shadows
We'll cast some light and you'll be alright for now
Crosses all over, heavy on your shoulders
The sirens inside you waiting to step forward
Disturbing silence darkens your sight
We'll cast some light and you'll be alright for now
Crosses all over the boulevard
The streets outside your window overflooded
People staring they know you've been broken
Repeatedly reminded by the looks on their faces
Ignore them tonight and you'll be alright
We'll cast some light and you'll be alright


Porque en la calle sigue lloviendo o saliendo el sol y los días no dan tregua. Porque hay que aprender bien las cosas importantes y hacer hasta lo imposible. Si no se puede, convencerse de que era imposible. Chale, hay que dejar el alma.

Y si no se deja el alma, y si no se quiere, si no se ama la única condición es decir la verdad. Decir no te amo es un gesto más amoroso que la mentira o los enredos. Quedarse con lo que que no sirve, con el segundo puesto de la lista es igual que no hacer nada, es conformarse, es perder antes de hacer la apuesta. Hay que apostarle al sí, a la existencia de lo posible como milagro cotidiano, al caber en otros ojos sin condiciones. Hay que saber empezar, y continuar y retomar, hay que saber empezar de nuevo. Lo difícil es hacerlo bien.

Drenemos, dejemos de ser un peso muerto. Hay que hacer en lugar de prometer, vivir en vez de soñar. No sirve desear las cosas que no queremos conseguir, y si lo logramos hay que defenderlo; me defiendo con adivinanzas, con laberintos y sugerencias. Me defiendo de mi orgullo, de mi incapacidad de pedir de nuevo. Me defiendo pidiendo imposibles, parada en mi puta roca en medio de la nada, pidiendo para asegurarme de que no hay eco, llamando a alguien que no está en mi proclama solitaria de la épica, en mi trono del laberinto que no se derrumba, me defiendo de lo posible con imposibles.

Funciona cuando quieres seguir esperando que el amor exista en las mismas u otras manos. Es mi única solución por el momento. No sé lo que el eco me haría. No sé.

junio 25, 2007

A veces,

cuando uno no tiene mucho que pensar, ni que decir, ni pa' donde hacerse, lo mejor es esto: posición fetal, paciencia e ir deshaciendo los nuditos uno por uno, lentito y callado.

Porque cuando las cosas están así no vale tener 400 razones, ni preguntarse ¿por qué a mí?

Igual no se quitan ni se resuelven ¿o sí?

mayo 05, 2007

De la infancia

tengo pocos recuerdos concretos. Estoy al tanto de muchas cosas que me han ido contado a través de los años los que me vieron con vestiditos y coronas de princesa. Recuerdo cómo me pasaba el tiempo, los juguetes, algún camisón y a los compañeros de clases. Tengo en la memoria, en lugar de un siete de abril, cómo se sentían las batas de cuadritos almidonados que las monjas nos obligaban a usar, o la texturita del moño rojo que nos ridiculizaba el cuello con el uniforme de verano. Recuerdo mejor la sensación de libertad al jugar con los mapas en la Montessori que el primer día de clases, y cómo me caía mi amigo Fernando en lugar de cómo se peinaba.

Hace unos días me tocó regresar a un ratito de la infancia sin querer, mientras hacía cualquier otra cosa. Reconocí de golpe lo que me pasaba con la cercanía de mi padre. Nada era atemorizante, no había ni un centímetro del mundo que puediera hacerme daño, porque él estaba conmigo y eso era suficiente. Y así, en un momento, me dio por recordar involuntariamente todo lo que en la vida me ha hecho ir perdiendo esa confianza incondicional.

Después del primer golpe las cosas cambian y el último paso que damos antes de enfrentar lo que sea es un poco más corto, un poquito menos franco, hasta que entendemos que lo mejor es ir caminando cautos, atentos de lo que, por desconocimiento, no es confiable. Desde esta perspectiva la vida es muy jodida, y hace lo posible por irnos demostrando que la seguridad es una mentira y, nosotros, torpes, vamos entendiendo que el remedio para eso es levantar murallas, caminar más lento, abrir bien los ojos y permanecer defensivos, con las manos listas para empujar lo que venga.

No me gusta. Declaro mi inconformidad. Intento confiar porque quiero reconocer en mi vida de ahora esta tranquilidad de la niña flacucha que, a fin de cuentas, no podía defenderse de nada. Quiero, pa pronto, un segundito de esa sensación en mi vida de hoy para agarrarme de ella y extenderla hasta mañana y, si se puede, hasta el día en que me muera (sé que suena a Chavela Vargas, lo siento, amanecí ranchera).

¿Cómo hacer para enfrentar las cosas nuevas y las que vamos aprendiendo con la emoción de un chamaco, en vez de estarnos mordiendo las uñas con miedo de que todo salga mal? ¿cómo incorporar cosas a la vida? ¿cómo olvidarse del deber ser?

¿a alguien le sale?

marzo 20, 2007

En un abandono de la vida que pasa/

con un pequeño paso, casi insignificante, todo cambia. En un abandono del presente, las cosas se reconfiguran y son muy distintas. A veces este vértigo me pone temerosa.

Vértigo de ir dejando de a poco las viejas costumbres, de estar incómodamente lejos de ciertos oasis de la vida, de extrañar el abrazo de una amiga cuando el tiempo nos pone pausas y torbellinos en el medio. Es raro estrenar alas, antenas y radares a la vez. Extraño escribir aquí, con toda la calma, sentada en una tarde que no es la misma en una casa que ya no es mi casa. Extraño algunas sensaciones, algunas soledades y ningún beso. Extraño reconocer el tiempo que vivo, aunque disfruto el paseo por otras realidades.

De pronto la vida se llena de extrañas circunstancias y se convierte en una comedia de absurdo, en algo divertido para conocer y para quedarse, pero la melancolía de lo que va pasando y que intento inventar de vuelta se vuelve rara, late de una manera extraña y no termina de alojarse en la vida nueva, tampoco sale del corazón.

Extraño las noches silenciosas y los bichos en la cama, las estrellitas que no brillan más en niguna parte, pero gano los caminos en un coche que no manejo yo, que me hacen descuibrir nuevos cariños y otras tardes. Extraño los latidos y la risa casual de ella sentada en mi sillón, sin mayor obligación que ver la tele y hablar de hombres, pero gano las ganas inmensas de verla y la posibilidad de reconstruirnos. Extraño a mi gata y a mi jardín, extraño los caminos de vuelta, sola, cantando.

La vida es extraña, maleable como nunca, me reta y me dice las cosas que debo no perder a partir de una reinvención que es necesaria como nunca. Gano una boca, un beso y una certeza, o dos, o algunas más sobre mí que voy conociento y sobre los otros que aparecen como otra clase de estrellitas en otro tipo de cielo.

Chale.

febrero 20, 2007

La cuerda que se tensa

Ya está rota, a penas soportó un par de tirones y de partió en dos pedazos. Como las mujeres enamoradas o los tristes con alcohol. Hay momentitos que cambian todo, nuevas películas, otros paisajes. Roto y hecho. Así está. Vamos a ver qué nace de esto.

enero 18, 2007

Los ojos y los secretos

Te miro sin ojos de cómplice, te miro repitiendo en mi cabeza todo lo que no debería pensar mientras te miro. Te miro pensando que mirar es mejor cuando la cabeza está vacía de frases y así, yéndome, dejo de pensar porque te estoy mirando.

La magia es simple y te doy un secreto a cambio de nada, o a cambio de que lo grite tu cabeza, para olvidarlo, la próxima vez que quieras mirarme. Quieta o como siempre sin descanso, callada o a la mitad de un monólogo absurdo que tiene que ver con guardarte de mis historias, tan confusas y tan calladas ahora que te pienso.

Ridícula y todo bien. Ridícula ¿y qué? a veces vivir se trata de gritar secretos con pausas y temblando.