Casi por casualidad he dormido estos días junto a un reloj. Parece que la luz lo silencia y cuando comienza la verdadera noche, sin watts de por medio, me canta. Me canta historias tic tac/tic tac/tic tic tic. Y me da por imaginar el futuro, imposible no pensar en el siguiente tac mientras Palomar mira el cielo.
Y el futuro resulta bien distinto a lo imaginado, y no importa. Y mi pliego petitorio para la vida sigue resolviéndose en mis manos, antes de pegarle el sello y babear la orillita del sobre.
Solo una pregunta ¿al destino? ¿a mí?
¿cómo hacer para sacar el enojo del futuro? ¿se puede?
agosto 24, 2006
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